La música en vivo puede significar cosas diferentes para
muchas personas. Para mí es una liberación catárquica de mi adolescente
interior. A los 35 años ahora, recuerdo los días en que me la pasaba siguiendo
(y tocando en) las bandas locales, y
también ahorraba dinero para ver los grupos nacionales que tocaban en programas
grandes. A menudo miramos hacia atrás, vemos nuestras experiencias de
asistencia a conciertos con gafas rosa, siempre recordando algún espectáculo estimulante del que hayamos
sido testigos en nuestra juventud. "El mejor concierto de todos" es
una expresión que a menudo se escucha en los shows actuales, e invariablemente es dicho por alguien que
recuerda la época en que era mucho más
joven. Yo también soy culpable de esto después de haber sido testigo de muchas grandes
actuaciones de excelentes bandas en los últimos años. Siempre me he emocionado
en cuanto a ver a Pantera tocar en
uno de sus últimos espectáculos en un club antes de convertirse en un acto
cabeza de cartel, llamado a destruir todas las arenas. Eso fue en los años 90
después de que Vulgar Display of Power
saliera y tocaran en un show con boletería agotada en el Sting en New Britain
Connecticut. Sacred Reich abrió y yo
tenía 14 y aquel fue el show que definió el epítome de lo que un concierto podría
ser; hasta 27 de julio 2013.
Hartford Connecticut, El Teatro Webster, un pequeño lugar
típico de la talla de aquellos que se pueden encontrar en las zonas más
metropolitanas del país. Un escenario decentes conforma el el foso de la
orquesta y la pared posterior del edificio alberga un bar. Los pisos están
manchados por la sangre, el sudor y las lágrimas de un millón de almas
anteriores que han sido testigos de la grandeza en el escenario. En esta noche
yo estaba esperando con impaciencia mi segundo concierto de los rockeros
ocultistas/ doom Ghost (Ghost BC). Después de haberlos visto hace unos meses en
Nueva York en un show, de boletería agotada, en Bowery Ballrooms me sorprendió
que hicieran una parada improvisada en nuestro pequeño teatro en Hartford.
Skeletonwitch (otra banda que disfruto un poco) era el telonero y fue un alivio
ya que hasta ahora Ghost no ha
tenido una fuerte alineación de las bandas que abren para ellos (Ides of Gemini en la ciudad de Nueva
York fue absolutamente terrible).
Así que, la publicidad hecha y todos nosotros canalizados en
la parte delantera de la sala esperando ansiosamente que Papa y los Ghouls subieran
al escenario. Seguidores de todo tipo se reunían como uno solo. Veo camisetas de
todos los rincones del espectro del rock y del metal. De Nuclear Assault y Dark
Funeral hasta los Grateful Dead y Sleep.
La energía que la multitud está generando es palpable, y la expectativa
por la banda llega a tal punto febril que todo el lugar estalla en aplausos
cada vez que la música grabada cambia una pista. Finalmente, después de un
primer tema instrumental los demonios sin nombre de Ghost suben al escenario y
el nivel de intensidad llega casi hasta el punto de ruptura. Después del tema
de apertura instrumental, Infestissuman, la
banda rompe con Per Aspera Ad Inferi y Papa Emeritus se desliza en el
escenario. La oleada de la energía finalmente se rompe, y como un orgasmo
reprimido la multitud se libera. Ese sentimiento colectivo de alegría
desvergonzada como altera la mente. Ninguna cantidad de drogas o alcohol se
puede comparar con el efecto acumulativo de la banda, la música y la gente ponen
delante de uno una enorme cantidad de vida. Casi puede parar el corazón, y no
importa lo que escriba al respecto, a menos que uno lo experimente de primera
mano las palabras no pueden hacer justicia.
Ghost es una banda rara en el hecho de que tan grandioso
como es su sonido grabado ellos lo doblan mil veces sobre el escenario. El set es
una mezcla equitativa entre su debut Opus Eponymous y su reciente éxito Infestissumam.
Escoger un solo punto a destacar es difícil, ya que todo es casi misteriosamente
perfecto. Primer Mover, Elizabeth, Secular Haze, Body and Blood suenan mientras
la muchedumbre canta, grita y baila. Incluso los enfrentamientos que surgen de
vez en cuando son tranquilos y libres de los habituales metaleros pendejos y
traviesos. La banda cierra con (posiblemente) su mayor éxito, Ritual y sale del escenario. Durante
toda la noche, la gente ha estado cantando, casi gritando en frenesí que la
banda tocara Ghuleh / Zombie Queen. Una canción de cerca de ocho minutos de
duración que abre como una balada y termina como una canción pop de los 60s.
Después de unos momentos de receso la banda retorna al escenario, la expectativa
de todos los rincones de la sala es inmensa y después estalla. Los primeros notas
lentas, discordantes de Ghuleh se deslizan fuera de los megáfonos y la sala
enloquece. Pocas veces he visto en un show en vivo el nivel de emoción que se
extendió entre la multitud para esta presentación. Me gustaría escribir más
sobre mi propia experiencia, pero durante esos cerca de ocho minutos no estaba
poseído por mí mismo. Un segundo encore de Monstrance Clock puso el espectáculo
en la marca de 1:30 y Ghost
finalmente abandonó el escenario. En su paso un mar de fanáticos sudorosos pero
completamente satisfechos. Si alguna vez querrías a ver a un grupo de cansados aficionados
al metal con gigantescas sonrisas de oreja a oreja en sus rostros ese hubiera
sido el momento perfecto.
Dos veces he estado en un ritual en vivo (como los fans
llaman a sus conciertos) con Ghost y
son simplemente uno de los mejores artistas que existen en la actualidad. Fue
una noche que nunca olvidaré, y seguramente seguiré recordando este evento otros
20 años a partir de ahora, muy probablemente a la salida de otro espectáculo
hablando del "mejor concierto de todos".
Traducción de la reseña aparecida en The Sonic Sensory
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