jueves, 15 de agosto de 2013

Reseña del concierto en Hartford, Connecticut




La música en vivo puede significar cosas diferentes para muchas personas. Para mí es una liberación catárquica de mi adolescente interior. A los 35 años ahora, recuerdo los días en que me la pasaba siguiendo (y tocando en)  las bandas locales, y también ahorraba dinero para ver los grupos nacionales que tocaban en programas grandes. A menudo miramos hacia atrás, vemos nuestras experiencias de asistencia a conciertos con gafas rosa, siempre recordando  algún espectáculo estimulante del que hayamos sido testigos en nuestra juventud. "El mejor concierto de todos" es una expresión que a menudo se escucha en los shows actuales,  e invariablemente es dicho por alguien que recuerda  la época en que era mucho más joven. Yo también soy culpable de esto después de haber sido testigo de muchas grandes actuaciones de excelentes bandas en los últimos años. Siempre me he emocionado en cuanto a ver a Pantera tocar en uno de sus últimos espectáculos en un club antes de convertirse en un acto cabeza de cartel, llamado a destruir todas las arenas. Eso fue en los años 90 después de que Vulgar Display of Power saliera y tocaran en un show con boletería agotada en el Sting en New Britain Connecticut. Sacred Reich abrió y yo tenía 14 y aquel fue el show que definió el epítome de lo que un concierto podría ser; hasta 27 de julio 2013.
Hartford Connecticut, El Teatro Webster, un pequeño lugar típico de la talla de aquellos que se pueden encontrar en las zonas más metropolitanas del país. Un escenario decentes conforma el el foso de la orquesta y la pared posterior del edificio alberga un bar. Los pisos están manchados por la sangre, el sudor y las lágrimas de un millón de almas anteriores que han sido testigos de la grandeza en el escenario. En esta noche yo estaba esperando con impaciencia mi segundo concierto de los rockeros ocultistas/ doom  Ghost (Ghost BC). Después de haberlos visto hace unos meses en Nueva York en un show, de boletería agotada, en Bowery Ballrooms me sorprendió que hicieran una parada improvisada en nuestro pequeño teatro en Hartford. Skeletonwitch (otra banda que disfruto un poco) era el telonero y fue un alivio ya que hasta ahora Ghost no ha tenido una fuerte alineación de las bandas que abren para ellos (Ides of Gemini en la ciudad de Nueva York fue absolutamente terrible).

Así que, la publicidad hecha y todos nosotros canalizados en la parte delantera de la sala esperando ansiosamente que Papa y los Ghouls subieran al escenario. Seguidores de todo tipo se reunían como uno solo. Veo camisetas de todos los rincones del espectro del rock y del metal. De Nuclear Assault y Dark Funeral hasta los Grateful Dead y Sleep.
La energía que la multitud está generando es palpable, y la expectativa por la banda llega a tal punto febril que todo el lugar estalla en aplausos cada vez que la música grabada cambia una pista. Finalmente, después de un primer tema instrumental los demonios sin nombre de Ghost suben al escenario y el nivel de intensidad llega casi hasta el punto de ruptura. Después del tema de apertura instrumental, Infestissuman, la banda rompe con Per Aspera Ad Inferi y Papa Emeritus se desliza en el escenario. La oleada de la energía finalmente se rompe, y como un orgasmo reprimido la multitud se libera. Ese sentimiento colectivo de alegría desvergonzada como altera la mente. Ninguna cantidad de drogas o alcohol se puede comparar con el efecto acumulativo de la banda, la música y la gente ponen delante de uno una enorme cantidad de vida. Casi puede parar el corazón, y no importa lo que escriba al respecto, a menos que uno lo experimente de primera mano las palabras no pueden hacer justicia.

Ghost es una banda rara en el hecho de que tan grandioso como es su sonido grabado ellos lo doblan mil veces sobre el escenario. El set es una mezcla equitativa entre su debut Opus Eponymous y su reciente éxito Infestissumam. Escoger un solo punto a destacar es difícil, ya que todo es casi misteriosamente perfecto. Primer Mover, Elizabeth, Secular Haze, Body and Blood suenan mientras la muchedumbre canta, grita y baila. Incluso los enfrentamientos que surgen de vez en cuando son tranquilos y libres de los habituales metaleros pendejos y traviesos. La banda cierra con (posiblemente) su mayor éxito, Ritual y sale del escenario. Durante toda la noche, la gente ha estado cantando, casi gritando en frenesí que la banda tocara Ghuleh / Zombie Queen. Una canción de cerca de ocho minutos de duración que abre como una balada y termina como una canción pop de los 60s. Después de unos momentos de receso la banda retorna al escenario, la expectativa de todos los rincones de la sala es inmensa y después estalla. Los primeros notas lentas, discordantes de Ghuleh se deslizan fuera de los megáfonos y la sala enloquece. Pocas veces he visto en un show en vivo el nivel de emoción que se extendió entre la multitud para esta presentación. Me gustaría escribir más sobre mi propia experiencia, pero durante esos cerca de ocho minutos no estaba poseído por mí mismo. Un segundo encore de Monstrance Clock puso el espectáculo en la marca de 1:30 y Ghost finalmente abandonó el escenario. En su paso un mar de fanáticos sudorosos pero completamente satisfechos. Si alguna vez querrías a ver a un grupo de cansados aficionados al metal con gigantescas sonrisas de oreja a oreja en sus rostros ese hubiera sido el momento perfecto.

Dos veces he estado en un ritual en vivo (como los fans llaman a sus conciertos) con Ghost y son simplemente uno de los mejores artistas que existen en la actualidad. Fue una noche que nunca olvidaré, y seguramente seguiré recordando este evento otros 20 años a partir de ahora, muy probablemente a la salida de otro espectáculo hablando del "mejor concierto de todos".


Traducción de la reseña aparecida en The Sonic Sensory

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